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Estado de las aguas españolas: actualidad y claves

VERSIÓN DIVULGATIVA del ‘Informe sobre planes hidrológicos españoles del tercer ciclo: cambio climático y aspectos clave en la aplicación de la Directiva Marco del Agua’.

Un hecho

Al menos la mitad de las masas de agua en España no está en buen estado debido a presiones estructurales prolongadas.

Una predicción

El cambio climático exacerbará estos problemas al aumentar la demanda de agua de los cultivos y disminuir la disponibilidad de agua.

Una propuesta

Para alcanzar un buen estado del agua, es necesario que los ríos recuperen su funcionalidad, lo que incluye una mejor conexión entre las aguas superficiales y subterráneas, bosques de ribera sanos y funcionales, y una mayor cantidad de agua para los ecosistemas.

Casos de estudio

El Mar Menor, un espacio protegido como Doñana, y la construcción de una nueva presa en Alcolea sobre el río Odiel son ejemplos con insuficiencias significativas y que ejemplifican las grandes carencias de los planes hidrológicos de tercer ciclo.

Ideas clave

El año 2000 supuso un cambio de paradigma en la gestión del agua, hasta entonces enfocada en cubrir las demandas de usos. La Unión Europea (UE) aprobó la Directiva Marco del Agua (DMA), con el objetivo de alcanzar en tres ciclos de planificación el buen estado químico y ecológico de las masas de agua, así como de los ecosistemas ligados a estas. La DMA establece en primer lugar que el aprovechamiento del agua debe ser sostenible y compatible con el buen estado de las masas de agua; en segundo lugar, decreta el principio de no deterioro, por el cual ninguna actividad humana puede empeorar el estado de una masa de agua, salvo excepciones debidamente justificadas. Dentro de este marco legal y con un horizonte aplazado para el 2027, la UE dejó en manos de cada Estado miembro la implantación de esta normativa en sus leyes y en su planificación hidrológica.

A pesar de los más de veinte años transcurridos desde la aprobación de la DMA, la planificación hidrológica española presenta carencias recurrentes. Así lo demuestra el ‘Informe sobre planes hidrológicos españoles del tercer ciclo: cambio climático y aspectos clave en la aplicación de la Directiva Marco del Agua', elaborado por la organización benéfica de derecho ambiental ClientEarth, en colaboración con colectivos como la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA). El estudio se ha centrado en las cuatro grandes demarcaciones: Ebro, Segura, Guadalquivir y Tajo.

Las Confederaciones Hidrográficas son los organismos de cuenca encargados de la gestión de las demarcaciones hidrográficas en España. Sus planes hidrológicos tienen una vigencia de seis años, período en el cual han de ser revisados y sometidos a un proceso de participación pública antes de ser aprobados. En la actualidad está vigente el tercer ciclo de planificación (2021-2027).

La gestión del agua durante este tercer ciclo sigue sin cumplir con los objetivos de conservación y mejora que exige la DMA. Aproximadamente la mitad de las masas de agua españolas no alcanza el buen estado actualmente y, lo que es más grave, probablemente tampoco lo logre en 2027. En general, los ecosistemas acuáticos están bajo una fuerte presión sobre la cantidad y calidad del agua, con casos dramáticos de espacios protegidos como Doñana o el Mar Menor, en proceso de fuerte degradación.

La anticipación y gestión de los efectos adversos del cambio climático, como las inundaciones, la erosión fluvial, costera y del suelo, las sequías meteorológicas, las olas de calor y los incendios forestales, sigue siendo un desafío fundamental en España, uno de los países más afectados de la UE. Hay que tener además en cuenta la alta presión por consumo1 de agua que sufre el Estado español, un territorio en su gran mayoría de clima mediterráneo con precipitaciones escasas y distribuidas de manera irregular.

El modelo actual de gestión del agua, que se basa en aumentar la oferta mediante la construcción de infraestructuras, está agotado. Los planes hidrológicos del tercer ciclo reconocen el problema del cambio climático y de la reducción de recursos, así como de la presión cuantitativa sobre las masas de agua, pero siguen priorizando los usos socioeconómicos sobre los objetivos de buen estado del agua. Estos planes se encomiendan además a futuros incrementos de la eficiencia y otras mejoras tecnológicas, como la modernización de regadíos, que de hecho es la principal y prácticamente única medida de adaptación al cambio climático que proponen los planes hidrológicos analizados. Sin embargo, numerosos estudios demuestran que la modernización no ahorra agua y es incluso contraproducente. El propio Tribunal de Cuentas Europeo reconoce en un informe de 2021 que esta medida probablemente favorece un mayor consumo de agua.

No hay que olvidar que los beneficios a corto plazo de la agricultura intensiva ocultan los costes a largo plazo, como el agotamiento de los recursos renovables y la pérdida de servicios ecosistémicos.

La idea básica que debe orientar la política hídrica actual es que el agua dulce es un elemento insustituible y limitado. España afronta la necesidad acuciante de una gestión conjunta e integral de las cuencas. Y es que, el agua es un ejemplo claro de cómo los objetivos pueden estar en conflicto cuando no existe una buena planificación: los usos del agua frente a su buen estado; la agricultura de regadío y la hidroelectricidad frente a los caudales ecológicos o la calidad del agua dulce.

Para gestionar el cambio climático de manera efectiva, hay que tener en cuenta la futura reducción de los recursos y reducir las presiones del agua. La planificación hidrológica tendría que prever una reducción ordenada de los usos del agua, especialmente en el uso mayoritario, el regadío, con criterios legales y de viabilidad y justicia social y económica.

Todos estos son aspectos clave en la gestión del agua en los países del sur de Europa y de la cuenca Mediterránea, y suponen elementos estratégicos que, conforme avance la emergencia climática, cada vez más deberán abordar otros países europeos en sus planes de gestión del agua.

Para más información 

El informe completo está disponible aquí.

El resumen ejecutivo está disponible aquí.

Contacto: María Pérez Benítez, mpbenitez@clientearth.org, +34 (0) 919 17 99 00