Luchamos para poner fin a la contaminación porque la salud de las personas y la del planeta están inevitablemente unidas.
El aire que respiramos, el agua que bebemos y los océanos de los que dependemos están contaminados. Pero no tiene por qué ser así. Estamos abordando el problema de las sustancias químicas nocivas, acabando con los plásticos y luchando por un aire limpio.
Obligamos a los gobiernos y autoridades a rendir cuentas ante la falta de medidas para reducir la contaminación del aire. Nos oponemos a las fábricas de plásticos e impulsamos la creación de nuevas leyes que restrinjan la utilización innecesaria de plásticos de un solo uso y hagan a los productores de este material responsables de los costes medioambientales y financieros que supone la gestión de los residuos plásticos. Protegemos a las personas y el planeta de las sustancias químicas nocivas, a través de la legislación.
Hemos ganado procesos judiciales pioneros en materia de contaminación del aire en el Reino Unido, y ahora estamos trabajando en casos similares en toda Europa. Hemos promovido la creación de nuevas y ambiciosas normativas europeas para limitar la producción de nuevos plásticos. Hemos luchado para incluir el disruptor hormonal BPA (bisfenol A) en la lista de sustancias químicas nocivas, además de dejar al descubierto retrasos ilegales por parte de la Comisión Europea para restringir el uso de productos químicos perjudiciales.